sábado, 14 de junio de 2008

La respiración, una función básica del ser humano


Además de ser lo primero que hacemos al venir al mundo, la respiración es un fuerte reductor de estrés. La mayor parte del tiempo no somos conscientes de nuestra respiración y dejamos que nuestro organismo se controle solo. La respiración es secundaria ya que no hace falta que ordenemos a nuestro cuerpo que respire, del mismo modo que no hace falta ordenar a nuestro corazón que lata. Pero la gran diferencia está en que, si queremos, podemos ordenar a nuestro cuerpo que respire y de qué modo debe hacerlo.

¿Alguna vez ha hecho una exposición oral, dado una mala noticia o salido a actuar delante del público? Si lo ha hecho, seguramente habrá experimentado ese "momento de la verdad", ese momento, antes de salir a la luz, en el que respira hondo y se dice a sí mismo: "vamos allá".

El cuerpo necesita oxígeno para llevar a cabo sus funciones naturales, para pensar, para resolver problemas e incluso para relajarse. Cuando estamos estresados respiramos con rapidez. Tomamos aire en menor cantidad pero más deprisa y con menor profundidad. Seguimos tomando el oxígeno que necesitamos, pero de este modo, el organismo consume más energía de lo que haría normalmente.

La energía vital se denomina en Yoga prana. El prana no es el oxígeno, que es también necesario para el proceso celular de la respiración, sino es la energía producida. Esta energía vitaliza todo nuestro organismo, dándole a cada célula esta dosis vital que le permita regenerarse y subsistir. El prana también es responsable del movimiento del pensamiento; así como el viento agita las olas de un lago, la energía vital agita las olas de la mente.

Es posible canalizar esta energía disponiéndola para distintos fines. El dominio de la energía vital se llama pranayama (prana= energía vital y yama= control, dominio).

En Yoga aprendemos a disponer y canalizar esta energía, llevándola a distintos órganos y haciéndola circular por el cuerpo de manera que todo el organismo brille de vitalidad, salud y energía.

Respirar de manera adecuada puede cambiar la vida de una persona. Los yoguis observaron que existe una correlación entre los estados emocionales y la respiración, y que es posible influir sobre estos estados controlando la forma de respirar.

Tres formas básicas de respirar:

• Respiración alta o clavicular: Es la respiración que se produce con la parte alta del pecho, la menos eficiente a nivel oxígeno y energía vital. Si solamente se respira de esta forma conlleva un empobrecimiento de la vitalidad general, cansancio, fatiga crónica, falta de atención y concentración.

• Respiración media o intercostal: Es la respiración que se produce desde la parte media del pecho. No es muy eficiente, y genera la activación del sistema nervioso. Sostenida indefinidamente conduce a estados de ansiedad y estados de estrés. Genera falta de atención y concentración, y emociones exacerbadas.

• Respiración abdominal o baja: Esta es la respiración adecuada. Aprovecha más capacidad pulmonar con el mínimo esfuerzo, es más eficiente energéticamente. Induce a la relajación emocional y mental. Es la respiración que realizan los bebés cuando se encuentran relajados. Practicando esta forma de respirar de manera lenta, rítmica y continua, se consigue llegar a estados de relajación profundos, eliminar el estrés de la vida cotidiana, bajar los niveles de ansiedad y llevar una vida más saludable.

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